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miércoles, 22 de enero de 2014 |
Joaquim Rodríguez: “Estoy en mi segunda juventud”
Joaquim Rodríguez (1979) quiere más. Está en plenitud y sobre todo se siente muy vivo. Se divierte sobre la bicicleta. Se ve varios años más competitivo. Y mantiene sus aspiraciones. “Me encantaría ganar una Grande. Me lo merezco”, asegura. Una ambición que creció a partir del “ridículo” de la Vuelta a 2010 en Peñafiel. No le falta motivación, pese a los golpes que ha recibido, el último en el Mundial de Florencia. “Valverde se equivocó”, repite.
Su palmarés ha crecido según se ha sacrificado hasta convertirse en una de las referencias mundiales, en las Grandes Vueltas, o en las Clásicas. Y para alcanzar lo más alto del podio trabaja cada día. Desde hace más de una semana en San Luis, donde aprovecha el solo austral para acumular kilómetros.
El líder del Katusha atiende a BiciCiclismo en la cafetería del Hotel Vista en la avenida principal de la capital puntana. Y en esta proximidad responde a todo risueño y con sinceridad.
¿Con qué ambición afronta la temporada? ¿Cuál es su calendario?
El objetivo es ganar una Grande. Está claro que el objetivo este año es va a ser o ganar el Giro o ganar la Vuelta. He estado cerca, sobre todo en 2012. Este año las cosas van bien, llevamos una buena base, y el calendario me gusta más. El trabajo de ahora está enfocado a Lieja y el Giro. En cuanto al Mundial casi todo el mundo me ha dicho que no es duro. Pero, ojo, son 19 vueltas. A mí, lo que motiva muchísimo es que sea todo el día circuito, eso te rompe la cabeza. Pasas por boxes y si vas mal, te bajas.
Empezamos aquí, hacemos Dubai y Omán, luego hago una concentración muy larga hasta Catalunya en El Teide, 32 o 33 días, incluso vendrá mi familia unos días, Catalunya y vuelvo a la altura hasta Amstel, más de 20 días otra vez. Después de Lieja, estaría en casa, a 1.800 metros en Andorra. Este año sacrifico Tirreno y País Vasco. El año pasado me vino muy bien no correr País Vasco porque a las clásicas llegué mejor que nunca; si no llegar a ser por la caída de la Amstel, hubiese brillado mucho mejor. No me importa llegar con pocos días de competición al Giro y me fastidia dejar de lado Tirreno que me encanta. Siempre me ha costado salir. Por suerte tengo una familia que es valiente y en El Teide estarán algunos días.
Cumplirá 35 años en mayo, es su decimocuarta temporada, ¿se acaba su tiempo?
El momento viene. Después de la temporada que hice en 2012, este año que parecía iba a ser más fácil y ha sido más difícil. No he estado cerca de la victoria, pese al tercer puesto del Tour y el cuarto de la Vuelta. No es como en 2012 que estuve como para ganar dos Grandes. No estoy cansado. Disfruto mucho la verdad. Estos años de Katusha están siendo mi segunda juventud. Nos lo pasamos muy bien. Cada año me encuentro más cómodo y el grupo está más unido. Y nos dejan libertad para prepararnos. No sé si en otro equipo nos dejarían tanto como aquí. Tengo firmado 2014 y 2015. En el 15 no me retiro seguro, me imagino que firmaré un contrato más mínimo o dos. Me veo corriendo con 38 o 39. Tampoco se sabe. Ahora estoy bien. La edad… ¿Quién pone el límite? Estoy mejor que nunca, me divierto, ¿lo dejo porque el calendario dice que tengo 37 años? Quizá me sale mal 2014 y también 2015, y digo que se acaba. Lo que no voy a hacer es arrastrarme por la carretera. Pero mientras que tenga un nivel bueno y me lo pase bien…
Físicamente, tiene que tener piernas para ganar las grandes carreras, ¿pero qué importancia tiene la parte mental?
La cabeza es vital. No digo solo amueblada, sino que tienes que hacer esto por placer… No es lo mismo llegar a la última semana de una Grande con ganas que estar desde la salida quejándote. Si sales de casa ya amargado, estás perdido. Yo tengo ganas de hacer mi trabajo. Mis peores años fue cuando me saqué por montar la boda, la casa. Madre mía. Fue en 2004. Me volví loco. De momento, solo pienso en el ciclismo.
Con el paso de los años, ¿cuál cree que será su apuesta, las vueltas o las clásicas?
Por ahora, creo que valgo tanto para las clásicas como para las Clásicas; cuando me llegué la edad, no lo sé. Siempre me han encantado y disfruto más en las clásicas. El día que no recupere tanto, para las clásicas no te hace falta tanto y posiblemente me pueda dedicar a ellas más.
¿Y se siente con menos chispa en las llegadas en alto duras y explosivas?
No, no. Incluso me encuentro con más fuerza que otros años. Antes en los finales en alto duros me faltaba algo, ahora noto que me cuesta menos.
Cuando debutaba en 2001 en la ONCE, ¿pensaba que llegaría tan alto?
A este nivel, no. Sabía que podía conseguir cosas buenas. Aparte, tuve la suerte de que me adapté rápido el primero año. Tenía mucha ambición de hacerlo bien. Nunca pensé que fuese un de Grandes Vueltas, sí de Clásicas, así que pensar que podía llegar a lo que he llegado ahora, imposible.
¿Cuál cree ha sido la clave en su evolución como profesional hasta alcanzas los podios de más prestigio?
El punto de inflexión fue cuando hice un ridículo espantoso en la contrarreloj de Peñafiel de la Vuelta 2010. Teníamos la vuelta ganada, éramos los mejores para arriba, con diferencia, llevaba bastante tiempo… Y salir de allí con aquel desastre, fue un palo muy fuerte. Entonces me di cuenta hay que hacer las cosas muy bien porque se pueden ganar grandes cosas.
¿Fue su palo más gordo?
No, no. Me dolió más perder la Vuelta 2012, más que el Giro también. En el Giro nos equivocamos, quizá por subestimar el rival. En cambio, la Vuelta fue un momento. Resulta que todo el mundo lo sabía. Que me digan que en ese momento se puede ir una Vuelta a España… Tuvimos muchos fallos. Si lo hubiéramos hecho mal, si pincho o me caigo, la ganamos. Cambias de rueda, se junta el equipo, tiramos y lo cogemos. Pero…
Quedarse tan cerca de la gloria, en el Giro, la Vuelta, el Mundial, Lieja, ¿le duele? ¿Cómo lo encaja?
Te podría minar, a mí la verdad me ayuda a saber que estoy ahí por lo menos, que el trabajo es bueno. Y ganar es muy complicado. Luego depende de cada ciclista, del ansía que tenga para seguir luchando por el mejor objetivo del mundo. Estoy seguro de que cualquier ciclista se conformaría con el palmarés que tengo yo. A mí me encantaría ganar una Grande, y después dos.
¿Se merece una Gran Vuelta?
Yo creo que sí. Después de estos últimos años sobre todo, con todo lo que me ha pasado, estando tan cerca y el trabajo que me pego por conseguirlo. Yo valoro mucho cualquier buen resultado, imagínate ganar una Grande. Ojalá llegué. O Lieja. Habrá que verlo.
¿Y un Mundial?
Sí, también.
¿Se siente valorado en general?
En España estáis muy bien acostumbrados, tenéis una suerte que ni os la creéis. Que más queréis, Contador, Valverde, Luis León, Dani Moreno, yo… Mira Dani: el mejor gregario del mundo, dicen, y gana una Flecha, a mí me entra la risa. Vaya gregario. Un francés gana la Flecha y abre L’Equipe y todos los telediarios. En cambio, aquí haces un tercero en un Tour, te dicen, pero es que el otro… Nos hemos criado así, y tampoco lo notamos, lo tenemos asimilado. Los extranjeros nos lo dicen, ‘en España no nos hacen ni caso’. En la tele es una barbaridad. A mí hasta el 2006, esto verdad, un vecino le dijo a mi padre que a ver cuándo me ponía a trabajar yo. Imagínate. Ya había ganado la montaña de la Vuelta y había ido líder… No hay cultura… O quizá hay gente muy apasionada, que es muy amante y te pone la piel de gallina. En Italia, por ejemplo, saben de todo, tienen una cultura deportiva, repasan La Gazzetta de arriba abajo. En España…
¿Hay relevo en el ciclismo español?
Australia y Reino Unido trabajan muchísimo, mucho mejor que en España, igual que países del este como Rusia o Kazajistán porque trabajan más la base y tiene mucho más dinero para hacerlo. Veremos en España. La base de Euskaltel era casi la única que había. Tenían un equipo para ser la referencia en cuatro o cinco años. Me recordaba al Rabobank cuando empezó y ahora salen Gesink, Mollema,… Y se ha muerto en el momento cuando el fruto que había plantado había que recoger.
¿Cuál es su relación con Valverde?
Está bien, como siempre. Te lo juro. En serio. Me puedes preguntar sobre Alejandro lo que quieras. No hay ningún problema. A Alejandro y yo nos va a hacer más daño la gente de alrededor, que lo que podamos decir él o yo. Yo estoy muy enfadado con él, está claro, y el tendrá su pensamiento de que yo me equivoqué y que él podía ser campeón del mundo… Es una carrera y punto.
Pero tras cruzar la meta del Mundial dijo que perder así fue una estupidez.
Claro que sí, es que fue una estupidez por su parte y por la mía. Perdimos un Mundial. Me preguntaron por el Mundial y dije ‘preguntarle a él’. Para mí el fallo lo tuvo él. A él si le preguntas te dirá que el fallo fue mío. Somos dos personas y cada uno tiene su punto de vista. Yo puede entender lo que él diga pero no lo comparto.
¿Qué se le pasó por la cabeza cuando vio llegar a Rui Costa?
A mí se me cayó el mundo encima y lo he dicho mil veces: si Alejandro hubiera salido a por Rui, habríamos ganado él o yo. Ese día me cogen por detrás y él gana y me echo a llorar en el podio de emoción por ganar el Mundial; y, si gano yo, ni te cuento. Si me dices quién prefieres, que lo gane yo, está claro. Yo no creo que no tuviese piernas, yo creo que no tuvo cabeza. Ahora bien, estoy seguro que no lo hizo con maldad. Eso no quiere decir que se le defienda; ha sido fallo tuyo y punto. Y se lo he dicho a él y su entorno. Él dice que no podía, que no tiene piernas…
Yo estaba muy bien. Es más, si hubiese pensado un poco más, se lo gano (A Rui Costa): Cuando me entra, pego el frenazo y clavamos, o se me pone él primero, se lo gano. Para que me pillen en un renuncio así… Pero, claro, después de tantos kilómetros. Muertos llegamos todos: pero yo estaba muy bien, es uno de los días que más he disfrutado en la bicicleta con diferencia, de hecho sonó la campana, y dije, ostias, estamos en la última vuelta.