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San Mamés hasta la bandera por el ciclismo
15.05.1960 / Vuelta a España / etapa 17-1 / Bilbao-Gernika / 116 km. Contra todo pronóstico, otra jugada maestra de los belgas en el sector matinal del domingo coloca a De Mulder a media pedalada del amarillo definitivo. Karmany pisa primero el puerto de San Miguel, apuntalando su entorchado de la montaña, pero pincha y nada más comenzar la bajada hacia Markina se lanzan los dos Groene, De Mulder y De Cabooter, como posesos a por Campillo, que había vuelto a estrenar calcetines blancos tras dos años con negros por la muerte de su esposa. Lo que en realidad quieren es asegurar el amarillo porque no las tienen todas consigo para la dura crono de la tarde. Y lo consiguen con creces porque tras 55 km de relevos a tope, lo que les supuso caída simultánea en el salitroso piso de Ondarroa, llegaron a meta con una ventaja que hablaba por sí misma: más de 12 minutos a sus mayores enemigos en la general. De Cabooter ha llevado al líder hasta las puertas de Gernika en butaca y deja que triunfe y sume incluso un minuto más de regalo reglamentado en la impresionante meta de la villa foral, con miles de personas y tribuna incluida, a pesar de la desapacible mañana. Clasificación primer sector 15.05.1960 / Vuelta a España / etapa 17-2 CRI / Gernika-Bilbao / 53 km. Una crono individual con el puerto de Sollube de por medio, casi nada para los 24 supervivientes; al final Santo Domingo, que en esta ocasión no puntuaba. Pero había muy pocas dudas con respecto al ganador final. Es el escalador de la época Karmany quien se lleva el triunfo, tanto en la crono como en el GP de la Montaña. Por Sollube De Mulder confirma que estaba muy fuerte, pero hasta la meta de Bilbao paga el esfuerzo y pierde más de 5 minutos con respecto a Karmany; menos mal que había decidido la Vuelta por la mañana. Se habló también de hostil acompañamiento por parte de cierto sector del público; de silbidos, amenazas e incluso agresiones por la inexistente culpabilidad del líder en la caída de Loroño la víspera en San Mamés. La cuestión es que De Mulder llegó el último a San Mamés, se bajó de la bici y volvió a montar para dar la vuelta de honor vestido de amarillo y con un enorme trofeo en su mano izquierda. Loroño por su parte volvía a ser segundo ante su gente, para más inri se le había retirado durante la etapa del día anterior el único compañero de equipo que le quedaba, Juan Manuel Menéndez. Los espectadores que, tanto sábado como domingo, llenaron las gradas de San Mamés pudieron disfrutar de una espera muy ciclista con pruebas de eliminación, contra reloj, velocidad y persecución protagonizadas por grandes figuras como Van Steenbergen, hermanos Timoner, Seweryns y los regionales Urrestarazu, Azcarate, Roberto Morales, Luciano Montero Rechou, Fausto Iza o Felipe Alberdi, que había tenido su día de gloria vestido de amarillo en esta misma edición de la Vuelta para posteriormente venirse a casa. Clasificación segundo sector GENERAL FINAL Montaña Al final el más fuerte fue Frans De Mulder, una joven promesa de 22 años que disputaba clásicas pero que abandonó en el único Tour de Francia en que participó en toda su vida deportiva. Como curiosidad, Vicente Iturat se impuso en la general de las metas volantes con muy amplio margen, a pesar de no concluir la Vuelta y aprovechando todos los puntos acumulados hasta el día de su retirada. Con el reglamento en la mano. El vencedor final se llevó por ello, a lo que hubo que sumar sus cuatro etapas y otras clasificaciones, 250.000.- aportadas por el patrocinador principal Firestone, cantidad más que suficiente para adquirir un confortable piso nuevo sin ningún tipo de préstamo. El organizador Correo Español dio 6.500 pesetas diarias al portador del maillot amarillo en las diez primeras etapas, para bajar a 3.000 en las siguientes; trucos para que no se pactaran esprints masivos en la primera parte plana de la carrera. Frigoríficos Edelweiss dio al primer español en la general, Miguel Pacheco, 30.000 pesetas por tal mérito, así como Vermut Martini 4.000 al primer hispano de cada jornada, cuando el ganador real se embolsaba 15.000, suficiente para comprar un televisor que en aquel tiempo era algo desconocido entre la gran mayoría de la población. El diario Marca, nada menos que 200.000 al primer equipo de la general, dato inequívoco de la importancia que entonces tenía en la península la clasificación colectiva. Calcetines y calzoncillos Ferrys se encargó de las 75.000 pesetas para el rey de la montaña, con las que Karmany pudo haberse comprado un Seat 600 y además ahorrar algún dinerillo. Quien coronaba en cabeza un puerto de primera se llevaba 8.000, cantidad a la que no llegaban muchos sueldos de la época. Cervezas San Miguel se encargó de la combatividad con 10.000 de las antiguas pesetas, y Seguros Bilbao aportó 50.000 para cubrir el premio de la desgracia que se concedía diariamente. El verde final, ganador a los puntos, se llevó 15.000 de Sigma máquinas de coser y Faema fue quien dio las 25.000 que se embolsó el retirado Iturat por las metas volantes. Los belgas se forraron, aunque no tanto porque en la Europa desarrollada el modo de vida era mucho más elevado que en España en todos los sentidos. Max Bulla
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