David Lozano (Novo Nordisk) regresa en Getxo, a seguir demostrando que con diabetes

David Lozano tiene 31 años y lleva ya ocho en el Team Novo Nordisk, conocido por ser el conjunto que tiene como fin demostrar que si padecer una enfermedad como la diabetes Tipo 1 no es óbice para poder practicar deporte de competición a alto nivel, menos lo es para muchas otras situaciones cotidianas.

En el Circuito de Getxo, el catalán David Lozano es el dorsal número 1 de la formación estadounidense. Vuelve a la competición después de muchos meses tras haber participado en pruebas en Colombia y Ruanda antes del confinamiento y explica su pensamiento a BICICICLISMO unas horas antes de re-debutar: “No he corrido nunca en Getxo, pero me han dicho que es una carrera para gente rápida, aunque este año han puesto un repechillo para cortar un poco el grupo final. Mucha gente que corre viene de Burgos y no´se si eso es bueno malo porque llegan con un punto de fatiga o con un pto de velocidad en las piernas. Habrá incertidumbre hasta que me encuentre allí, pero tengo tantas ganas de correr que me da igual si han corrido o no. Lo que tengo que hacer es ponerme el dorsal, que no sé si me voy a  pinchar con el imperdible de la falta de costumbre, pero tengo ganas de disfrutar de la competición”, explica el catalán.

Ël se encuentra bien: “Sí, me encuentro bien. Hemos estado la semana pasada con el equipo en Val di Fasa – San Pellegrino, donde hemos coincidido con Bahrain, Deceuninck y más, y me he encontrado muy bien. Eran subidas muy largas, pero me he encontrado bien y con ganas”.

Queda atrás el confinamiento y sus derivados: “A mí me pilló todo cuando estábamos corriendo el Tour de Ruanda. Empecé el año en Colombia y lo hice muy tranquilo, para preparar un poco Ruanda y luego en África no me salieron demasiado bien las cosas, no sé si porque llegué demasiado fatigado porque en Colombia se fue rápido y estábamos a mucha, mucha altura. Tenía pensado tomarme quince días tranquilo y de ahí a ver lo que sale, pero en la penúltima etapa de Ruanda estaban saltando todas las alarmas del Covid a nivel mundial y nos asustamos porque no sabíamos si podríamos volver y demás. La verdad es que luego, una vez encerrado en casa, ha sido para mí lo mismo que para todos. Nadie ha estado mejor que otros. Casa más grande o más pequeña, pero al final estabas cerrado y nosotros estamos acostumbrados a que nos dé el aire en la cara”.

En cada casa hay un mundo diferente: “Cada país ha metido sus normas. En España hemos estado cien por cien confinados. Mi esposa trabaja en el hospital de Tarrasa y al final cogió Corona, pero yo no lo cogí. Nos han mirado todo para poder correr y no tengo nada. Ahora quizás esté un poco más intranquilo. No sé si porque me puedan contagiar o porque nos puedan volver a encerrar”, se rie el ciclista catalán.

Residente en  la localidad barcelonesa de Terrassa, Lozano viaja más a Italia que a Estados Unidos porque su equipo tiene allí una base europea: “Tenemos una base en La Spezia y mucho staff es europeo. Tenemos todo el Servicio de Carrera aquí y hay otro en Estados Unidos, pero aquí tenemos de todo. Creo que la mayoría de los equipos funcionan igual. Si hay que ir a Polonia, en el aeropuerto nos juntamos todos. Cuando corremos en América se usa el staff americano, pero cuando corremos en Europa siempre usamos el europeo, los mismos auxiliares”.

La suspensión de pruebas en Estados Unidos también ha cambiado un poco el panorama para el Novo Nordisk: “Cuando había California, Colorado y Utah sí que estábamos bastante tiempo allí, pero ahora ya no. Algún año hemos hecho la presentación y la concentración en Estados Unidos, pero ahora como la mayoría de los corredores somos europeos se hace ya casi todo en Europa”.

El Novo Nordisk tiene una misión muy clara: “Cuando me pasó el tema de la diabetes no sabía de la existencia del equipo. A raíz de que salió en los medios, un corredor, Javier Megías, se puso en contacto conmigo y me explicó cosas del equipo. Yo, toda la vida en mountain bike y en ciclocross, era un poco reacio a correr carretera, pero me fueron cerrando muchas puertas y poniendo muchas trabas en lo mío y le di un voto de confianza al equipo y, mira, ocho años aquí”.

¿Y bien?: “La verdad es que no me puedo quejar de nada. Es como una segunda familia, me llevo muy bien con los jefes y con todos los auxiliares y no tengo queja de nada”.

Lozano se pone como claro ejemplo de la necesidad de un equipo como este: “De hecho es lo mismo que me pasó a mí en su día, que cuando se me detectó la diabetes estaba un poco perdido y a raíz de saber del equipo, viendo lo que estaban corriendo, casi para entrar en el Tour de Francia, dijes ¿qué pasa? Yo estoy aquí y lo que me han dicho casi es que me ponga a estudiar y que me olvide de la bici y resulta que hay un tío que quizás pueda correr el Tour de Francia. Le ves un sentido para seguir luchando por ello. Lo bueno es que mediante un deporte como el ciclismo podemos demostrar que con la diabetes sí se puede”.

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