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Vuelta a España 1981: El sudor azul de CedenaLa Vuelta a España estaba en crisis, el dinero escaseaba y a los equipos de casa nos les habían aumentado el fijo de salida desde hacía cuatro años. En esta edición de 1981 los de Teka se plantan. Llegaron al lugar de partida -Dehesa de Campoamor- como señal de su disposición a dialogar con la organización, pero la cantidad ofrecida fue inamovible: 900.000 pesetas, ni una más. En tales circunstancias los corredores de las cocinas y fregaderos, apoyados por dirección y equipo directivo, decidieron no tomar la salida. Argumentaban, además, que a las escuadras que traían de fuera les dispensaban un mejor trato en todos los sentidos. Los aficionados debíamos borrar de nuestros pronósticos, por tanto, a Marino Lejarreta y Alberto Fernández, así como a Noël Dejonhckeere en las quinielas del día. Algo que nuestro protagonista, Francisco Javier Cedena Martínez (Madrid, 13 de marzo de 1954) , no vio con malos ojos porque el velocista belga era un enemigo temible, tanto por sus últimos metros demoledores como por el bloque que hasta allí le porteaba. Muy bien conocía Cedena al equipo Teka, en el que había corrido las tres temporadas anteriores. una oportunidad en el Giro de 1978, él debutante, cuando la prueba trasalpina y la Vuelta se solaparon en fechas y Teka decidió participar en las dos; necesitaron echar mano de prácticamente toda la plantilla disponible. Cedena se escapó en una etapa dolomítica y en la siguiente se retiró, cuando solo faltaban dos jornadas para Milán. Había sido su primer maillot profesional tras el traumático bautizo con el Eldina, equipo que iba a ser dirigido por Julio Jiménez y al que muy pocos consiguieron ver en directo. Estuvieron en México, donde nuestro protagonista corrió y ganó alguna carrera, y se fue al traste. En el mismo barco estaban, entre otros, Greciano, Tamames, Fussien o Zubero, que tuvieron que buscarse la vida a trancas y barrancas con otro maillot o bien fuera del pelotón. Este año ha cambiado de vestuario, Colchón CR le ofrece la oportunidad de correr la Vuelta. Habían armado un bloque para dar un salto cualitativo y él era el señalado para las llegadas masivas, para eso le habían fichado. De cajón que participara, con el añadido de la responsabilidad de llevarse una etapa. Era hora de demostrar todo lo aprendido. Temía a Lasa (Zor-Helios), a Suárez Cueva (Kelme), a los belgas del H.B., a Juan Fernández (Kelme), a Régis Clère (Miko-Mercier). Pero en el equipo colchonero habían juntado gente de clase y experiencia que le podían ayudar mucho, como Martínez Heredia, Nazabal, Pujol o incluso el joven Toni Coll. Director, Manuel Rodríguez Ayora. El prólogo sirvió para confirmar que Clère estaba muy fino. Fue el mejor en los seis kilómetros iniciales. Comenzó la ronda a rodar y se cumplieron los pronósticos de llegadas masivas, pero no tanto en los hombres que presuntamente se las iban a adjudicar. Las tres primeras jornadas conocieron un solo color, el del Inoxpram italiano, que oficialmente venía a ayudar a que el candidato Battaglin intentara victoria transalpina, inexistente desde que en 1968 Gimondi se proclamase vencedor absoluto. La primera la ganó Bontempi, un joven de veintiún años sin ninguna experiencia en tres semanas. Al día siguiente Cedena pensó que había ganado, y como tal hizo sus protocolarias declaraciones en línea de meta, pero su gozo en un pozo cuando la foto de los jueces dictó sentencia a favor de Chinetti. En la tercera otra vez Bontempi, con una superioridad insultante. En las tres jornadas iniciales Francisco Javier Cedena Martínez fue segundo. Maldición. Habían surgido unos rivales inesperados, compañeros de equipo además, y aquello se ponía cuesta arriba. Al menos tenía un consuelo, comenzaba a subir al podio encabezando la clasificación de los puntos. Eso exigía estar muy atento en los kilómetros finales porque, aun cuando la escapada del día terminase con éxito, los puntos se seguían repartiendo en el pelotón perseguidor. Cedena seguía portándose en el puestómetro, gracias a lo que mantenía el maillot de la regularidad. Su equipo le apoyaba en la colocación final, siempre necesaria para no gastar excesivas fuerzas antes de tiempo, muy especialmente Martínez Heredia. Pero en la meta de Jaén, pendiente de los Inoxpram, le superaron en la última línea Juan Fernández y Lasa, temibles los dos por su velocidad y su regularidad. Eso hizo que se le acercasen peligrosamente en la clasificación; ahora tenía 103 puntos por Fernández 90 y Lasa 65. El margen se estrechaba, no podía tener ni un solo descuido. Por otro lado, sopló a su favor una ráfaga de optimismo al enterarse de que Bontempi no tenía intención de terminar la Vuelta, una vez ganadas ya dos etapas pensaba más en el Giro de su debut. La crono-escalada a Sierra Nevada que vistió a Battaglin de amarillo no tuvo mayor influencia porque, por pura lógica, ninguno de los velocistas puntuó. Continuaron las escapadas victoriosas aprovechando el terreno cada vez más escarpado y Cedena no conseguía perder de vista a Juan Fernández y es que, además, gracias a una victoria de etapa, Suárez Cueva (Kelme también) se había encaramado al tercer puesto de la regularidad. Ahora Cedena 123, Fernández 104, Suárez Cueva 94. Los pupilos de Carrasco no se lo iban a poner nada fácil. Y en la etapa 12, cumpliendo su palabra y a la vista de los perfiles que se avecinaban, Bontempi no salió. En la meta de Balaguer, tras el vencedor López Cerrón se le adelantan nuevamente los dos Kelme en el sprint y la cosa queda muy apretada: Cedena 149, J. Fernández 147, Suárez Cueva 118. El trabajo conjunto de sus dos rivales puede dar con todo su esfuerzo en la papelera. Y, efectivamente, en la siguiente semi-etapa Pedro Muñoz (Novostil) ganador, el sexto puesto de Cedena le impide subir al podio, algo a lo que ya estaba acostumbrado. Juan Fernández le aventaja en un punto. No está todo perdido pero el título de los puntos se ha puesto muy complicado. Curiosamente, el día redondo para el equipo CR con victoria del gallego Álvaro Pino escapado con más de ocho minutos en Torrejón de Ardoz, fue una jornada redonda para nuestro protagonista porque en el sprint del pelotón se impuso con rabia y remontó a Juan Fernández en tres puntos; Cedena 174, Fernández 171. Pero, a pesar de la alegría, era ya la cuarta vez que hacía segundo. Prácticamente todos los que destacaban en la clasificación de los puntos habían ganado su etapa, menos él. Y solo quedaban tres jornadas para ganar o perder puntos en meta. El equipo está fuerte e intenta vencer ante el acueducto de Segovia, primero Heredia y luego Coll, pero el experimentado Lasa les supera a todos en la que será su última ronda hispana. El día le ha sabido a gloria a Cedena porque sus dos competidores de Kelme se han quedado en Morcuera, han perdido un cuarto de hora en meta y de esta manera su quinto puesto le suena a casi-triunfo, ya son quince los puntos que saca al alavés. En el grupo delantero han entrado cuatro del equipo y son terceros en la general de escuadras. La jornada que profetizaban decisiva para la general la superó sin ningún agobio el líder Battaglin. No era día para pensar en puntos, con toda la sierra madrileña entre pecho y espalda y, sin embargo, se convirtió en el ganador virtual de la regularidad. Juan Fernández se había retirado tras el descenso de Morcuera, que en su doble ración de este año había resultado su tumba. Con todos los apuros que Cedena venía pasando en la última semana, así de sencillo fue el final que se presumía emocionante hasta el último metro. La última jornada dominical consistía en un paseo por la Castellana madrileña. Nada quedaba por decidir salvo el último nombre en el casillero de ganadores de etapa. Cedena tenía la satisfacción del deber cumplido pero también la espinita de la etapa pendiente. Además, jugaba en territorio propio y quería hacer algo sonado. Y tramó el plan que nadie esperaba. Se fugó del paquete cuando faltaban cuatro vueltas, cada giro eran cinco kilómetros. Se fue solo, miró hacia atrás y comprobó que nadie le seguía. Decidió continuar. Una vuelta después saltó Schipper (HB Alarm Systemen) y le cazó, como era de esperar. Cedena ya tenía las piernas un tanto cargadas y le acogió más como colega que como adversario, le iban a venir de perlas los relevos del rodador holandés que pocos meses antes se había impuesto en la Vuelta a Andalucía. Y así consiguieron dar las dos últimas vueltas sin que el pelotón les cazara. Tiraba Kelme para Suárez Cueva, Zor para Lasa; Inoxpram, con la ronda en el bolsillo, tenía una presencia más protocolaria que intención clara de prepararle la llegada a Chinetti. Y les salió todo bien porque Battaglin se fue derecho al Giro y repitió triunfo absoluto. Vayamos al desenlace. Llegaron los dos ante la pancarta final sin ningún apuro, tenían todavía 50 segundos. Cedena miró a su compañero de fuga y, viendo que no hacía ademán alguno de meter el cambio y lanzarse, aceleró directo hasta la meta. Schipper no disputo el triunfo, o eso pareció al menos desde detrás de la valla. Hablando de vallas, algunos no las respetaron para ver a los ciclistas más cerca y el vencedor Cedena, nada más cruzar la línea rozó a uno de los espabilados y se fue al suelo, arrastrándose durante unos cuantos metros. La caricia del asfalto le produjo magulladuras en todo el costado izquierdo y luxación en la mano. Pero no hay nada ni nadie que le frene subir al podio en dos ocasiones. En la segunda le revistieron con el maillot azul que, punto a punto, tanto había sudado. El equipo, por su parte, había cumplido con creces. Dos etapas, cuatro en el top20 -Cedena 19º a 29:46 de Battaglin- y terceros por equipos. El colchón perfecto para el merecido descanso. CLASIFICACIÓN FINAL PUNTOS
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