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Tour de Francia: Café de Colombia poco tostado
La presencia colombiana en el Tour de un modo colectivo ya se había producido en 1983 con la participación del equipo Varta, que repitió al año siguiente y en 1985 como co-esponsor con Café de Colombia. La experiencia había resultado altamente positiva con victorias individuales de Lucho Herrera en su memorable estreno de 1984 en el Alpe d’Huez y su doble victoria en la siguiente edición, en la que Fabio Parra también conoció las mieles del triunfo. En 1985, además, Lucho había sido rey de la montaña y Fabio mejor joven. Todo ello había contribuido a colocar el ciclismo colombiano en la cúspide y cada vez eran más los corredores solicitados desde Europa -España fundamentalmente- para que se enrolasen en equipos de campanillas. En este ambiente de euforia y crecimiento vertiginosa se presentó al Tour de 1986 la mayor cantidad de ciclistas colombianos jamás conocida por la Grande Boucle. Por un lado el clásico Café de Colombia-Varta con Herrera y Parra a la cabeza, también el equipo Postobón de Omar Hernández, y otros seis corredores más encuadrados en equipos europeos, lo que hace un total de veintiséis. Algo inaudito hasta entonces. Y, sin embargo, fue una edición más bien gris, tanto individual como colectivamente, para los corredores colombianos. Para empezar, no pudimos festejar ningún triunfo de etapa, a lo que ya comenzábamos a mal acostumbrarnos. Al contrario, la segunda jornada fue una contrarreloj por equipos de 56 km. y nuestros dos conjuntos no salieron del fondo de la clasificación, 19º Postobón a 6:13 del mejor Systeme U, y 21º Café de Colombia-Varta a 8:16. Y, lo peor de todo, prácticamente sin comenzar la ronda, ya estaban fuera de carrera seis corredores colombianos. Fuera de control, sin paliativos. Cuatro cafeteros y dos del zumo de manzana. Era un verdadero desastre con vistas a poder realizar un mínimo trabajo de equipo durante la mejor prueba del mundo. Pudo más la falta de pericia y experiencia que la tan cacareada ventaja del entrenamiento en altitud. Para colmo, antes de finalizar la primera semana de carrera fue Parra quien se tuvo que bajar de la bicicleta con fuertes dolores en la rodilla derecha, no podía seguir el ritmo del paquete y decidió evitar males mayores. El equipo cafetero quedó en los huesos y su director-introductor Geminiani se subía por las paredes. El día anterior también fue la rodilla la que había impedido que Pacho Rodríguez continuara la prueba. Se desplazó a Colombia de inmediato y fue operado de la rótula y también de una hernia inguinal cuando el Tour aún estaba en su ecuador. En los Pirineos vimos al Lucho Herrera que queríamos, en cabeza con los mejores, pero no pudo pasar del cuarto puesto en las metas de Pau y Superbagnères. Con las fugas que se produjeron, tampoco tuvo ocasión de coronar en cabeza ninguno de los puertos legendarios y tuvo que conformarse con acumular puntos, impaciente por que llegasen los Alpes. También Samuel Cabrera funcionó como de él se esperaba sobre todo en la segunda jornada pirenaica y consiguió un notable noveno puesto en la cima de Superbagnères, en la que Lemond con su victoria se acercó definitivamente al hasta entonces todopoderoso Bernard Hinault. Con las primeras rampas duras, camino de Pau, se retiró Omar Hernández dejando un tanto descabezada a su escuadra, de la que era el dorsal 1, visto lo cual su gregario Moncada tomó el mismo camino. En la misma etapa, en una caída ocurrida al comienzo, varios corredores resultaron seriamente afectados, entre ellos Antonio Londono, también Postobón, que tuvo que ser evacuado al hospital. Aquel mismo día también se retiró Miguel Indurain, que en su segundo intento tampoco conseguiría llegar hasta París. Llegaron los Alpes y Herrera consiguió coronar en cabeza el Galibier, aunque luego perdió tanto gas que llegó a la meta del Alpe d’Huez -donde había dejado al mundo boquiabierto dos años antes- a casi media hora del turbo Hinault-Lemond. Estuvo al borde de la retirada, no tenía fuerza. Quienes mejor cumplieron su papel fueron Reynel Montoya y Samuel Cabrera, siempre en puestos cabeceros y ambos en el top10 del Alpe d’Huez, cuarto el uniformado de Postobón, octavo el de Reynolds que había sido cuarto a su vez en la meta del día anterior, Le Granon. Quien no llegó a pisar la cima de Huez encima de la bicicleta de un modo efectivo fue Edgar Corredor; en realidad sí lo hizo, pero fuera del tiempo máximo establecido por los jueces. Fuera de control, fuera del Tour. Y en la última cima-meta de esta edición, Puy de Dôme, volvieron nuestros compatriotas, si no a vencer, sí a estar entre los mejores en la pancarta final: Martín Ramírez séptimo y Reynel Montoya décimo. Bernard Hinault esprintó aquel día como un poseso sobre la cinta de los tres primeros puertos de la etapa, y consiguió coronar en cabeza los tres. En la clasificación de la montaña tenía a pocos puntos a Lucho Herrera y quiso dejar el maillot de puntos visto para sentencia. El gran campeón galo estaba terminando su último Tour. Herrera sería al final el segundo en el ranking de escaladores por delante del joven Lemond, nuevo ganador del Tour de Francia. RELACIÓN DE COLOMBIANOS PARTICIPANTES Y CLASIFICACIÓN FINAL, sobre 132 clasificados ab: abandono fc: fuera de control et: etapa CAFÉ DE COLOMBIA-VARTA
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